Primero un curso acelerado, y gratuito, de Naming:
- Un naming es un nombre creado con la intención de que un día sea una marca de éxito.
- Un nombre no es lo mismo que una marca.
- Una marca es un nombre que se repite muchas veces.
- Los nombres buenos penetran en la mente de los consumidores mucho antes que los nombres malos.
- Los nombres buenos llegan antes a ser marcas de éxito.
- Los nombres buenos ahorran mucho dinero en publicidad.
- Hay muy pocos nombres buenos y muchos malos.
- Por eso es fácil destacar de la competencia con un buen nombre.
Y ahora sí. Estos son 10 de los mejores nombres españoles contemporáneos según Damenáme.
1. AVE. Unas siglas que funcionan
Es raro que unas siglas compongan un buen nombre. Pero la Alta Velocidad Española lo consigue. Es una marca comercial utilizada por la compañía ferroviaria Renfe desde 1992. La combinación de sus letras da como resultado la propia estética del tren, pues su cabecera tiene forma de pájaro. Además es un ¡ZASCA! a su competencia directa: el avión.
2. COJONUDOS. Palabra de rey
Cuenta la leyenda que Juan Carlos I exclamó “¡Están cojonudos!” cuando probó estos enormes espárragos de la marca MISET. Es un ejemplo de Naming Carpe Diem. Aprovechar un momento irrepetible y cogerlo al vuelo. A la sonoridad y transgresión incontestables, hay que sumar el hecho de que el rey emérito es considerado un sibarita.
3. DABIZ MUÑOZ. La marca personal
¿Cuántos Davides Muñozes puede haber en el mundo? Seguramente muchos miles. Pero Dabiz Muñoz solo hay uno. Este joven chef madrileño, que ya ha recibido 3 estrellas Michelín, supo ver que no solo valía con ser original en su propuesta gastronómica. Todo en él tenía que ser original: su pelo, su ropa, su nombre.
4. DESIGUAL. No es lo mismo
Que una prenda sea desigual parece a priori un perjuicio más que un beneficio. Sin embargo esta marca fundada en 1984 supo concretar muy bien su ADN Patchwork en esta palabra que plasma a la perfección la heterogeneidad de sus prendas. Además, el nombre hace sentir al que lo lleva que es único, que no viste IGUAL que los demás.
5. EXTREMODURO. Cuando la tierra te llama
La masculinización de la comunidad autónoma que les vio nacer es un recurso de naming genial. El nombre habla de dureza, de buscar los límites de la provocación y también habla de sexo. Su música, sus letras y su actitud sobre el escenario redondean el significado de su nombre.
6. LA HORA CHANANTE. La fuerza de lo viejuno
Chanar es un verbo de argot ochentero de la misma quinta que Molar, o puede que anterior. Mientras que el segundo ha llegado con buena salud a nuestros días el primero empezó a caminar hasta el cementerio de las palabras muertas, hasta que este grupo de superlativos humoristas lo rescató, dándole la categoría de adjetivo y sabe Dios que significado: ¿molón?, ¿descacharrante?, ¿LOL? ¡Qué más da! Ahí radica su valor.
7. MARCA ESPAÑA. Nacer siendo marca
Esto es un caso muy interesante de metabranding. Un nombre que nace siendo una marca de prestigio, por el hecho de ponerle la palabra MARCA delante. Obvio, pero inteligente. Ahora solo nos falta creérnoslo.
8. POCOYÓ. La magia de no saber hablar
Cuando David Cantolla, uno de los creadores del personaje, rezaba con su hija por las noches; la pequeña con lengua de trapo decía: “Jesusito de mi vida eres niño pocoyó” Esta genialidad infantil fue utilizada por su padre para nombrar a un personaje que lleva desde el año 2005 dejando con la boca abierta a los niños que lo ven, y a los padres que ven a los niños como lo ven.
9. PODEMOS. La palabra tabú
Ideologías a parte, este nombre es muy agudo. Desde su creación, no existe un solo político en España que se pueda quitar esta conjugación verbal de la cabeza. Solo hay que ver cómo se muerde la lengua la “competencia” en sus mítines para no pronunciar la dichosa palabra: “Porque nosotros pod…” “Bajaremos los impuestos porque pod…”. ¿Habría llegado tan lejos un partido con la misma ideología pero con un nombre tipo PTK? Imposible. Un claro ejemplo de que el naming importa, y mucho.
10. SEAT IBIZA. Apropiarte de algo que ya existe
Ibiza ya existía claro, pero a nadie se le había ocurrido utilizarla para vender coches. Y mira que han vendido en los últimos 31 años. La razón es que el nombre de esta lúdica isla mediterránea, y todo lo que ella representa, entronca a la perfección con el imaginario joven que compra sus coches. La marca madre, SEAT, además tenía la sana y coherente costumbre de bautizar sus vehículos con bellos nombres de bellos lugares españoles: Alhambra, León, Toledo, Marbella, Altea…